martes, 25 de noviembre de 2014

Analisis de cria y genética .

Desde hace ya mucho tiempo el analisis de cria y genética a la hora de realizar cubrimientos en el Spc se a venido practicando con muy buenos resultados tal es que hoy también se realiza en los galgos en la mayória de los lugares donde se cría a conciencia tratando de obtener mejores animales, ya sean para reproducción o pista aquí les dejo algo muy importante para leer referido al asesoramiento de la genetica del caballo de carreras hoy practica muy utilizada tambien de los galgos de pista y campo .

La genética, como ciencia, ha producido grandes logros en el avance del conocimiento de la herencia y en la aplicación práctica de la cría de la mayoría de las producciones domésticas logradas por el hombre. 
Pero esta misma genética, que tan firme creemos ser la que gobierna los más recónditos conocimientos de la herencia, se muestra ciega, débil e impotente para explicar hechos que más allá de tener explicación científica, constituyen los parámetros inconmovibles, según los que se rigen los criadores, sobre todo los criadores de animales de competencia (especialmente los criadores de caballos de carrera), en su cotidiana labor de selección y enrase, y esto está respaldado por la sabiduría instintiva de los criadores talentosos.
Este escrito intenta demostrar que el factor más importante, que la clave indiscutible en el ámbito de la cría de animales de competencia, sea cual fuere su especie, es la persona, la individualidad misma del criador, y que 
en última instancia el criador talentoso, en su calidad de gran conocedor de los animales, que él prepara para un fin competitivo, está conectado a factores tan cotidianos como el sol que alumbra cada amanecer, y tan superiores a la genética en su influjo sobre el éxito, como habituales son en su acción. 
Daremos algunos ejemplos para corroborar lo antes expuesto. 
Es un hecho irrebatible que existe una diferencia radical entre la teoría genética y el modus operandi de los criadores de caballos de carrera. 
Como es bien de todos conocido, un postulado básico de la genética, es que el ADN de un ser viviente, de un individuo determinado (en ausencia de radiaciones) permanece fijo e inmutable, a lo largo de la existencia de dicho individuo. 
Ahora bien, si el ADN, o sea los genes de un individuo no experimentan (salvo muy raras excepciones) el más mínimo cambio, a lo largo de toda su vida ¿Cómo se explica que, mientras los criadores de ganado, a la hora de cruzar un toro con una vaca de otro criador, que reside en una región lejana, se contenta con enviar simplemente la simiente, en una probeta, a través de un avión, helicóptero o cualquier otro medio de transporte, mientras que, al contrario, los criadores de caballos, a la hora de cruzar un semental, con una yegua de otro criador, envían sin titubeos al animal mismo, aún cuando sería infinitamente más barato, recurrir a la fertilización in vitro? 
Es evidente que hombres, que han amasado considerables fortunas, como lo son muchos criadores de caballos de carrera y que se encuentran asesorados por expertos conocedores de la herencia, no van a darse el lujo o extravagancia de derrochar ingentes sumas de dinero (y menos en el terreno de los negocios) por un mero capricho; si obran así, es que actúan en función de hechos, tan concretos e irrebatibles, como la existencia de la gravedad. 
¡Y no obstante, su accionar es totalmente opuesto a uno de los dogmas principales de la genética! Justamente el que postula que los genes de un individuo, no sufren ningún cambio a lo largo de la vida, del cual se deriva que cada célula reproductora de un individuo, es absolutamente idéntica a las demás. En otras palabras la genética postula que, según el testimonio de los genes, todos los espermatozoides de un individuo, son completamente iguales, pero, sin embargo, los criadores de caballos, a despecho de ese dogma, hacen caso omiso de los genes y a diferencia del criador de ganado, el cual se contenta con un sistema artificial, pero que, según el dogma genético, es “igual” a la fecundación que se da en la naturaleza, escoge el sistema natural de fertilización, aún cuando insuma grandes cantidades de dinero, pues él, como criador experto, sabe que, por el contrario a lo que dicen los genes y los genetistas, existe una diferencia fundamental entre la fecundación que se da en la naturaleza y la que ocurre de modo aberrante en la inseminación artificial, y la prueba incontrovertible de ello, la constituyen dos hechos:
El que por un motivo de importancia fundamental, es un solo (entre millares de espermatozoides) el que llega ( después de una selección dada por la velocidad) a fecundar el óvulo y es indudable que hay algo que no se puede medir ni pesar, y de lo que no existe la más mínima impronta en los genes, que lo hace sustancialmente diferente, e infinitamente superior a los demás , aún cuando procedan de un mismo individuo.
Que dicha distinción capital se halla respaldada por el negocio multimillonario del caballo de carrera. 
Muchos se preguntarán en qué radica la diferencia fundamental que existe entre los animales de competencia, por ejemplo, caballos de una parte, y entre los animales domésticos que sirven para consumo humano, por ejemplo vacas, gallinas de consumo, de otra parte. 
Esta diferencia radica en que mientras los primeros son verdaderos deportistas, cuya constitución ha sido seleccionada para desempeñarse en la competencia (en pos de aventajar en velocidad, en el caso de los caballos, pero siempre teniendo en cuanta la competencia y la relación de antagonismo con un adversario) en tanto que los segundos, tan sólo han sido seleccionados para servir de alimento, y no importa si son débiles o atrofiados, en tanto sirven para ser comidos. Recuérdese que en el combate por la vida son los débiles los que sirven de alimento a los depredadores. 
La teoría de los Nicks.
Esta teoría que emergió en el ámbito del caballo de carrera, pero que es aplicable a cualquier linaje animal o inclusive vegetal, afirma que dos individuos determinados (independientemente de su origen) por una causa desconocida, al cruzarse, producen una descendencia superior, como si esa causa desconocida estuviera circunscripta a la individualidad de esos dos individuos. Obviamente la existencia de una genealogía reconocida detrás de esos dos individuos aumenta las posibilidades del “Nickeo”. Pero la genealogía parece ser un factor secundario de la causa del Nick siendo el principal la individualidad de dos individuos, más allá de factores genéticos o como dijo el célebre criador de caballos de carrera, el italiano Federico Tesio “este contenido (la individualidad) es acaso el resultado armónico de ciertas combinaciones que siempre resultan agradables, mientras que otras son repulsivas. La mezcla de aceite, sal y vinagre es siempre agradable en una ensalada, pero café con sal y vinagre producirán invariablemente una mezcla repulsiva. Puede ser que este mismo elemento de vibraciones armónicas determine el constante suceso de cruzamientos de dos líneas en el pedigree de un caballo .
El criador no puede hacer magia ni lograr que todo lo que él moldea en su cerebro salga como lo planeó en la realidad, ya que una cosa son los hechos tal y como los planteamos en nuestra mente y otra muy distinta son esos mismos hechos al producirse en la realidad objetiva; y esto es así porque los animales no son simples máquinas o mera arcilla que podamos modelar a voluntad según nuestro antojo, los seres vivos poseen una autonomía, una independencia, que es resultado de miles de millones de años de evolución de sus fluidos, plasma germinal y arquitectura anatómica y el criador, en el brevísimo lapso de tiempo de su vida(que no es nada comparado a los 3.500.000.000 de años que tiene la vida sobre la tierra) apenas puede propiciar la aparición de ciertas cualidades, pero jamás transformar una cualidad en otra distinta, es decir, el criador puede acentuar una cualidad pero jamás hacer aparecer dicha cualidad allí donde ésta no existe; en otras palabras el criador puede ser arquitecto, pero nunca transformar la naturaleza de la substancia con que trabaja en otra naturaleza distinta.
Esto es así porque hay una enorme diferencia del factor tiempo entre la selección natural y la selección del hombre ya que mientras que la primera cuenta con el insondable total del tiempo, con miles de millones de años, la segunda se encuentra reducida al pequeñísimo y reducido segundo que es la vida de un hombre comparada a los períodos geológicos que duraron millones de años. 
desconocido y un animal de reconocida genealogía, no les quepa la menor duda que optará por el segundo, porque la herencia es la fuerza motriz del cambio y el criador aporta el combustible para dicha fuerza. 
Y es que el criador no puede hacer magia, lo máximo que puede lograr son ejemplares excelentes y míticos, pero jamás perfectos y aún pese a esto debe seguir buscando la perfección, pues el hecho de que aún no hemos llegado a la perfección, no invalida nuestros continuos esfuerzos tendientes a tal destino. 
Por último debemos recordar el siguiente factor: hay sangres que inherentemente son superiores a otras y aunque el criador haya cometido algunas equivocaciones, la propia fortaleza de estas sangres es capaz de contrarrestar la contaminación con sangres inferiores. 
Por otra parte tenemos la contrapartida de esta situación: Casos en que hay sangres débiles que aparentemente no dan muestras de degeneración, pues los individuos pueden competir con cierto exito, pero luego la declinación se manifiesta en la descendencia, en definitiva se trata de 
sangres que están caminando al filo de la navaja y que debido a una debilidad constitucional no han podido suprimir las consecuencias nefastas de ciertas decisiones poco afortunadas del criador y por ende lo que camina por el filo de la navaja no ha de tardar en caer con desastrosas consecuencias. 
En éste como en otros casos, lo que determinará el éxito y la clave para sortear éstos problemas es el más atávico de los factores: “el instinto”. Por último debemos tener presentes los siguientes factores, que por obvios, a veces resulta fácil olvidarles. Que las crias de caballos o cualquier otro animal de competencia es un hecho dinámico, que todo está en perenne movimiento, desde la sangre hasta la transmisión de cualidades; que las decisiones que hemos tomado en el pasado influyen inevitablemente en el presente y que las que tomemos en el presente (que es lo más fugaz) influirán de modo irrevocable en el futuro. 
Por último hay que subrayar que la mente debe estar abierta y que todo tiene su tiempo: desde los rayos del sol que infunden vigor a toda forma de vida, pasando por el éxito, la derrota, la declinación y el nuevo amanecer y la aurora del nuevo ser, que se abre paso en la vida a la espera de futuras batallas.-

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